“La vida del estudiante y la vida
del profesional suelen tener en común la pasión por aquello que han elegido”. Pero saber utilizar cada una de las herramientas con las que contamos resulta tan importante como la herramienta misma. Hacer ambas cosas, es posible.
Todo elemento que tengamos para hacer nuestro trabajo podrá ser el mejor, pero de nada sirve si no sabemos utilizarlo.
Capacitación y Experiencia deben ir de la mano.
¿De qué sirve estar frente a la mejor consola si no sabemos utilizarla?
Un buen profesional "no toca de oído"...
Ser profesional no significa dejar de estudiar.
Varias veces imaginé la
posibilidad de enseñar en las aulas donde me han enseñado. Si bien eso todavía
no pasó, hace unos días tuve el honor,
el privilegio y la enorme alegría de volver al Instituto donde estudié
Ceremonial, esta vez para hablar ante un gran grupo de estudiantes y de quienes
han sido mis profesores.
Fui convocada por una ex
compañera, actual profesora de la Institución para disertar sobre la
Organización de Eventos (actividad en la que me desempeño actualmente) y su
vínculo con el Ceremonial.
Volcar mi experiencia
profesional, desde “la estudiante que no quisiera dejar de ser”, me permitió
analizar las expectativas de los
jóvenes, al mismo tiempo que me cargó del entusiasmo que transmiten.
El estímulo y la ansiedad eran
intensos. Pero en ese ámbito donde “se respiraba” protocolo, me sentí cómoda, a
gusto, “como en casa”, pues precisamente: trabajar con aspectos del ceremonial
no quiere decir vivir una profesión acartonada y así sentí haberlo transmitido,
de manera fluida, entre anécdotas y experiencias.
Utilicé fotos de mis trabajos
para que los estudiantes comprendan que los pequeños o grandes eventos, con
poco o mucho presupuesto, con características sociales o empresariales, pueden
estar sujetos a las herramientas que el Ceremonial les proporciona. Que el
mismo está presente en nuestra vida cotidiana más allá de lo que muchos digan. Y
que si bien: la edad, la poca experiencia o la competitividad pueden ser puntos
en contra, la curiosidad, el amor por la actividad y la resiliencia son motores
para alcanzar los objetivos que se propongan.
Insté a los alumnos a:
- visitar ferias, exposiciones, muestras, etc.;
- seguir capacitándose;
- ser curiosos;
- tomar fotografías de eventos y aprender de los errores que ellas nos marcan;
- que ocupen un espacio en ONG, empresas, organizaciones, etc., en la organización de sus diversos eventos. Ya que son muchas las Entidades que necesitan de profesionales ávidos de aplicar sus conocimientos responsablemente, apasionados por su trabajo, que no cobren sus primeras colaboraciones y que a la vez vayan adquiriendo experiencia de manera formal.
Para ellos fue un estímulo.
Porque pocas veces se han encontrado con profesionales que no dejan de ser
estudiantes, de capacitarse, de sentarse “del otro lado”. Porque pudieron
descubrir que independientemente del año que estén cursando, pueden ocupar un
espacio en el campo profesional, que tiene mucho para ofrecerles, pero que
también necesita de lo que ellos puedan
aportarles desde el sentido común y el compromiso.
Para mí, fue un
hermoso ambiente de camaradería pero debo confesar que exponer, por ejemplo, ante mi querido Profesor de Oratoria no imaginaba
ser tarea sencilla aunque la felicidad era tal que no importó más que
transmitir lo que me había propuesto:
que ser profesional y estudiante a la vez, es posible, si
ambas cosas se hacen responsablemente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario