Recuerdo cuando empecé a estudiar Ceremonial y Protocolo, hace más de veinte años y era adolescente, parecía que sólo aprendería a “poner la mesa”, “ser y estar”, etiqueta, buenos modales, urbanidad y cortesía. Debo reconocer que cuando leí la descripción del estudio, creí que con la educación que había tenido hasta entonces y a esa altura del siglo, sería ridículo e insuficiente.
A pesar de eso sentí que tendría algo más para ofrecerme, algo que hasta ese entonces podría no haber aprendido. No lo dudé más y empecé.
Por suerte no me equivoqué al hacerlo.
Varios años después, veo y siento que es necesario e imprescindible seguir desmitificando ese erróneo concepto que se tiene en relación a cada termino, cuando se los unifica erróneamente y se cree que todos los anteriormente mencionados significan lo mismo. Así como todos los que trabajamos en Ceremonial o Protocolo somos iguales.
Ese aprendizaje, aparentaba ser “ridículo e innecesario” (a mi criterio). Pues pensaba que la crianza y educación de mis padres y del colegio al que asistí desde los 3 años, me hacían creer que todo lo había aprendido (al menos en relación a esa “buena educación”). Vaya equivocación.
Hoy tanto han pasado los años que hasta nos encontramos en un siglo diferente. Sin embargo la enseñanza y por lo tanto el aprendizaje también deberían intensificarse, puesto que la mayoría de las personas siguen pensando como yo, en ese entonces.
Antes, la materia Urbanidad, por ejemplo existía en las escuelas y al menos inculcaba a los niños el inicio de algo que sin dudas prosperaría con el tiempo. Hoy que no está y que se suma este gran desconocimiento al respecto, la situación parece haberse “ido de las manos” de los adultos y ni hablemos de los niños.
Javier Vila, un reconocido consultor que inició recientemente un debate en Twitter así: “Si el #protocolo sufre de la incomprensión de muchos, yo me pregunto, estaremos comunicado bien nuestra profesión? vamos por el buen camino?”
Y coincido. Es que gran responsabilidad tenemos, los que nos desempeñamos en el ámbito y que por cierto somos minoría al:
Repetir ciertos patrones obsoletos con nuestro comportamiento, habitualmente acartonado y ególatra,
Considerar que se trata de una actividad que sólo pueden desempeñar algunas personas.
Ser extremadamente rígidos al aplicar una herramienta que se supone flexible, pero que es capaz de herir muchas susceptibilidades, propias y ajenas.
Guardar celosamente la experiencia y el conocimiento para uno mismo, sin compartir los errores y aciertos con los demás.
Menospreciar o hacer sentir en inferioridad de condiciones a aquellos que recién se inician o desconocen nuestra actividad.
Creo que una parte importante del cambio está en nuestras manos. Depende de nosotros.
Debemos modificar la idea que muchos tenemos de presentar, desempeñar y difundir nuestro trabajo, para que los demás también lo hagan.
Sigamos juntos, para destacar nuestro trabajo individual, logrando grandes y buenos resultados para todos.
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