¿Cuál es la verdadera importancia de la capacitación?

Es tiempo de inicio de clases y variedad de propuestas educativas se presentan ante nosotros como alternativas de capacitación. Reconocer su verdadera importancia y adaptarla a nuestra vida profesional, definitivamente es una herramienta a favor.
Aprender  a partir de los distintos medios  vigentes nos  permite argumentar nuestro accionar como profesionales, afianzar los contenidos y adquirir cierta seguridad que no se renovaría si nos quedáramos únicamente con los conocimientos adquiridos desde la experiencia o la capacitación no formal.
Muchas personas que ocupan sus puestos desde hace años, otros que se consideran  muy mayores para seguir capacitándose  o quienes tienen un puesto jerárquico de mucha relevancia suelen subestimar a los que pretenden superarse  constantemente mediante la capacitación.
Es que siempre hay algo más  por aprender y quien cree que lo sabe todo… poco sabe, incluso de sí mismo.
 Por otro lado, el cambio recurrente que se vive en el mercado laboral, la competencia y la rechazada por algunos: globalización, hacen que capacitarse no sea cuestión de gusto, sino de necesidad.
Sin embargo en la actualidad, los puestos no son vitalicios y tarde o temprano algunos de quienes los ocupan,   se irán  dando cuenta de la necesidad de aprender  todos los días algo nuevo para no permanecer aislados. De la misma manera  que habrán tenido que ir asimilando distintas herramientas tecnológicas y recursos, deberán incorporar o por lo menos aceptar, la mejor forma de implementarlos.
Es sabido, que la capacitación  no es perder el tiempo, no es inaccesible, no tiene vencimiento, ni perjudica a nadie. Sin embargo, muchos siguen pensando que el tiempo que lleva capacitarse es tiempo perdido que no se invierte en la empresa u organización, o directamente  se respaldan en que no lo tienen suficientemente como para destinarlo  a eso. Por otro lado, sostienen que el valor (dinero) de la capacitación se pierde así, pudiéndolo destinar a otro fin  o que tarde o temprano lo que se aprendió, dejará de tener  relevancia, para ser reemplazado por otra teoría, sistema o modalidad.
No obstante el escepticismo de algunos, la capacitación permanente y no sólo aquella que se hizo en los inicios de la actividad profesional, sigue siendo un aspecto fundamental en el reclutamiento de personal en las grandes empresas.
Por eso y porque en la actualidad nadie está seguro en su puesto de trabajo, es imprescindible incorporarse a los nuevos paradigmas que nos propone el campo de la enseñanza, en beneficio propio e indirectamente de la empresa a la cual pertenecemos.
Variadas propuestas, desde jornadas intensivas, seminarios, congresos, cursos presenciales o a distancia, carreras cortas o de grado, facilitan mediante diversas ofertas la posibilidad mantener nuestra capacitación y conocimientos de manera vigente, mientras desarrollamos la propia e interminable carrera profesional.
Antes de terminar quiero hacerle una pregunta: ¿Cuándo se capacitó por última vez? Sólo usted, conoce la respuesta.
Recuerde que: Capacitarnos hoy, es capacitarnos para el futuro, mejorando nuestro pasado.

¿Quién dice la verdad en la comunicación?

Sin dudas, la convivencia genera elementos comunicativos que la mayoría de los que integramos las distintas comunidades solemos ver como negativos. Algunos de esos elementos son:
ü  Chismes                                   
ü   Rumores                                                          
ü  Críticas
Sin embargo, no siempre todo lo que estos transmiten son aspectos negativos o con mala intensión aunque le demos más importancia a esas cuestiones que a lo que pueda enaltecernos dentro de la misma versión.
Puede ser que se trate  de una característica de la  personalidad, además  de un hábito o costumbre, porque la mayoría de las veces podemos adaptar estos comentarios a nuestro favor en caso de no ser positivos evitando así que se  siga “jugando al teléfono descompuesto”.
Así es como tener una “vecina chusma”, una “compañera de trabajo criticona” o un amigo que propagó un rumor que por supuesto se expandió con facilidad, nos parezca algo cotidiano y lamentable.
Porque no siempre estos comentarios conllevan una visión positiva o tienen posibilidades de revertir (en caso de ser necesario) la impresión o el concepto que se tiene de nosotros. Entonces debemos tratar en primera instancia de saber quién inició estas versiones y a qué modalidad pertenece, para saber si vale la pena preocuparnos y ocuparnos, o si quien lo hizo incorpora esta tarea de ocuparse por la vida ajena más que de su propia vida. Si se trata de esto último no debería consumirnos demasiada energía.
Rastrear el origen de la versión que empezó a circular en nuestro círculo íntimo es muy difícil, ya que aquello que se empezó a transmitir de “boca en boca”, seguramente habrá trascendido nuestras posibilidades para detener ese mal entendido, confusión o realidad cuya intensión no era ser revelada.
Pero otras veces somos nosotros los portadores de ese supuesto “notición” que estamos tentados por difundir. Lo mejor en estos casos es acudir a la fuente y sacarnos las dudas acerca del tema, así como también saber si la persona en cuestión quiere que esto se sepa.
Cuando alguien se le acerca con la típica frase: “me contó un pajarito…” ¿qué es lo primero que viene a su cabeza?
Trate de no ser el próximo pajarito que lleve y traiga información porque no se trata de una paloma mensajera y menos aún en épocas en las que las comunicaciones y la tecnología contribuyen a que la propagación de chismes,  rumores  o críticas se haga más rápido de lo que uno quisiera, así es que verifique si lo necesitan a usted como transmisor de noticias:
Ø  Sin saber si son ciertas
Ø  Sin saber si el involucrado principal desea hacer público eso que se está difundiendo
Ø  Sin saber cuándo sucedió
Ø  Sin saber si el contenido total es verídico o sólo una parte, mientras el resto es producto de la distorsión en la comunicación o de la propia imaginación del que la cuenta
Ø  Sin pensar antes de hablar