Recientemente asistí a un Seminario de Imagen Personal e Institucional, donde nuevamente se presentaron casos que suceden tanto en el ámbito personal como empresarial, en los cuales se confunde: éxito, belleza, talento o inteligencia, con cuestiones netamente estéticas.
Sin embargo, la realidad demuestra que además de cuestiones físicas y de aspecto estético a las que identificamos como cosméticas, se le suman otras que definitivamente no pueden ser disimuladas con maquillaje.
Por ejemplo: los atributos intelectuales, comunicacionales, actitudinales y aptitudinales en general.
Por ejemplo: los atributos intelectuales, comunicacionales, actitudinales y aptitudinales en general.
Los profesionales que allí disertaron hacían referencia a la importancia de la imagen que llena el espacio con la sola presencia.
El exceso de marcas, accesorios, colores inapropiados para la época del año, momento del día o tipo de acontecimiento, vestimenta, uso del lenguaje, pero sobre todas las cosas: la actitud, son los detalles que la definen permitiendo decodificar junto a otros aspectos una imagen lamentable o una imagen exitosa.
Mientras los medios de comunicación trabajan por hacernos creer que modelos o artistas son ejemplos a seguir, la competitiva realidad laboral nos demuestra que lo que contenga nuestra cabeza también es importante.
Ya sabemos que la ecuación belleza + belleza da como resultado = nada, es decir cero. Entonces tratemos de incorporar contenido, conocimiento, hacer propia una nueva experiencia, es casi como incorporar una nueva rutina en el gimnasio.
El boom de la imagen parece generar cada día más expertos, sin embargo pocos son los que se capacitan en la materia y lo hacen de manera compleja, no sólo de modo parcial es decir desde la vestimenta o el atractivo físico sino que sería más allá de eso a donde se debería llegar.
La postura, la actitud, el lenguaje, los gestos, los elementos que acompañan a la persona, etc. y sin embargo muchas de estos importantes aspectos quedan de lado.
Una inmensa cantidad de asesores de imagen gira actualmente por nuestro país opinando respecto a la corbata de uno u otro artista, también lo hace respecto al vestido largo o corto, si el amarillo se utiliza o no para el teatro o si las pestañas postizas deben usarse de día. Mientras tanto muchos hombres y mujeres engañados por falsos expertos en imagen a los que les creen todo lo que ven o dicen.
Hacia ellos va mi pregunta: ¿Se ve usted con esa corbata (si es hombre) y con ese largo vestido rojo (si es mujer), en la cotidianidad de su vida?
Claro que no, porque la imagen no es sólo eso, sino un conjunto que le permita ser y estar de acuerdo a las circunstancias, en el momento y lugar indicado conforme incluso con uno mismo.
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