El momento previo al ingreso de la quinceañera o los recién casados al lugar donde los esperan con mucha expectativa sus familiares y amigos, es sin dudas, uno de los momentos más indescriptibles que vivo durante mi trabajo. Y así también lo viven ellos.
Porque a la hora de preguntarles sobre lo que sienten, suelen no saber qué contestar.
La mayoría de las veces lo que veo en ellos es:
Ø Euforia
Ø Ansiedad
Ø Nervios
Ø Temor
Ø Sensación de bloqueo mental o físico
Ø Timidez
Y otras, pocas veces:
Ø Calma
Ø Seguridad
Ø Curiosidad
Ø Dominio
Ø Tranquilidad
Sé que al tomar sus manos las siento heladas o transpiradas, percibo sus piernas flojas o veo la palidez de sus rostros que se iluminan ni bien ven las caras de sus seres queridos. Otras novias o quinceañeras un poco más tímidas se sonrojan, pero todo esto dura muy poco tiempo, a pesar de que pueda parecerles una eternidad.
Además de esto, casi nada importa… mientras el tema debe ser el que se eligió y en el momento que se había planificado se dará el primer “paso triunfal”. Aquel que se espera de ambos lados.
La magia del humo, los fuegos artificiales, burbujas, serpentinas o papeles metalizados son complementos del ingreso que tanto anfitriones, agasajada o invitados estaban esperando. Pero también hay otras posibilidades a la hora de sorprender desde el comienzo que tienen que ver con la personalidad de quienes esperan llamar la atención con una idea diferente. Acudiendo a la magia, la acrobacia, el baile, el ilusionismo y muchas otras posibilidades, tan amplias como la imaginación lo pueda permitir, con el objeto de sorpender.
Pero lo más importante es que vivir todo aquello que detallé es normal. Y no debe ganar la preocupación previa a ese momento. El temor a caerse, desmayarse o cualquier otra situación límite que se pueda esperar es habitual, porque esa sensación se repite varias veces entre mis clientes e incluso sus familias. Pero después de haber acompañado muchas veces ese momento previo al gran festejo, puedo afirmar que es uno de los más inolvidables a pesar del estado de nervios y ansiedad que sienten.
Recuerdo novios que saltan y se golpean las manos, otros que se besan apasionadamente, detrás del telón, mamás que se comen las uñas desesperadamente y papás que secan las lágrimas de su hija con un inmenso orgullo antes de empezar a bajar por la escalera.
Momentos inigualables que quedarán en la memoria, para siempre.
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