El amor, la empatía y la paciencia son tres razones fundamentales por las cuales un profesional de eventos y ceremonial debe continuar con la responsabilidad de su trabajo, independientemente de las causas que le puedan provocar una alteración en su estado de ánimo.
En esta profesión, no importa cuántos cortes de calle por manifestaciones hemos tenido que sortear, si recientemente hemos quedado varados en alguna avenida (producto de un temporal), si tenemos un familiar enfermo o la desgracia de haber participado de un sepelio recientemente.
Particularmente creo que el amor, es decir la pasión y el cariño que tenemos por nuestra actividad hace que seamos fieles a ella. Que nos alimentemos de eso, de todo lo que ella tiene para darnos a cambio de lo que estamos dispuestos a entregar.
La empatía, permite que podamos ponernos en el lugar del otro, con sus ansias de celebrar, su tristeza ante una conmemoración o su felicidad en el festejo. Y que nuestro mal humor o inconvenientes personales queden en casa y no vayan con nosotros al trabajo.
Es la paciencia la que nos vuelve capaces de tolerar esas situaciones que la cotidianidad o la vida nos pone como obstáculos. Logrando que esos obstáculos no impidan alcanzar nuestras metas. Saltándolos y viéndonos reconfortados luego, con la alegría y el placer de haberlo hecho, pero más aún de poder continuar.
Muchos de nosotros vemos a la conclusión satisfactoria (para nuestros clientes y por supuesto para nosotros) de cada uno de los eventos, como una meta. Por lo tanto, esa meta, se alcanza con estos tres elementos a favor del organizador, independientemente de la cantidad o gravedad de los hechos que le sucedieron antes de presentarse a su trabajo e incluso en medio de éste:
Amor
Empatía
Paciencia
Fundamentalmente en la mayoría de los eventos que llevamos a cabo por nuestra actividad, debemos tener un estado de ánimo óptimo, conservar la sonrisa franca y no falsa y la predisposición necesaria para que tanto nuestros clientes como el más pequeño de los invitados sientan que estamos dispuestos a celebrar o festejar con ellos.
Si el evento se trata de un acontecimiento más solemne como puede ser un aniversario, una conmemoración, una despedida, etc., procuraremos que la tristeza imperante no le gane a nuestros sentimientos. Cambiando la sonrisa por un gesto propicio a las circunstancias y tratando siempre de contener y contribuir a pasar ese momento lo menos lamentable posible.
Conservarnos distantes y al mismo tiempo involucrados, no es tarea sencilla, pero tampoco, imposible. Así es que recordar esas tres palabras e incorporarlas a nuestro check list para el próximo evento, es indispensable.
Buscar los momentos de celebración y disfrutarlos es necesario, porque los momentos desdichados, sabemos que vienen solos. #Celebra #Disfruta
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