A veces el silencio puede ser el mejor aliado de la Comunicación. Esto lo confirma, justamente, un dicho popular que solía repetir quien fuese mi querido profesor de Oratoria hace unos cuantos años: “Es tan importante saber hablar como saber callar a tiempo”.
¿Será que la fluidez de nuestro lenguaje, la rapidez de nuestro pensamiento y la inmediatez con que nuestro cuerpo se manifiesta mediante el lenguaje no verbal, nos hace ser más impulsivos a la hora de manifestarnos? Por eso suele resultar difícil contener todas éstas posibilidades y elegir no decir nada.
Es que hay veces en que todo lo que podamos transmitir, no alcanza o simplemente es necesario hacer ese silencio.
Contrariamente a lo que se cree, puede ser el mejor aliado para comunicar aquello que queremos decir, pensamos o que nuestro cuerpo quiere demostrar.
§ ¿Cuántas veces, de niños, alcanzaba con que nuestros padres o la maestra simplemente nos miraran sin pronunciar palabras para que interpretemos lo que nos querían decir?
§ Otras, ante un hecho doloroso, un fallecimiento o una tragedia, no resulta propicio decir aquello que quisiéramos e incluso para lo que popular y culturalmente nos hemos programado, como por ejemplo: “Lo acompaño en su dolor”. Porque simplemente el silencio sería la mejor compañía.
§ ¿A quién no le pasó, ir a una conferencia, seminario o congreso y preferir que el disertante se callara antes que seguir escuchando lo que está tratando de decir sin evidente preparación, experiencia, estudio, análisis y en definitiva sin responsabilidad?
§ ¿Cuántas veces decimos que a veces ni siquiera en el amor se necesitan las palabras?
§ Si hasta se puede ser solidario, cariñoso, atento o poderoso, desde el silencio, e incluso desde el anonimato. Sin apelar a discursos grandilocuentes o a extensas oraciones carentes de contenido.
Porque de eso se trata, de una combinación equilibrada entre:
Lenguaje Verbal (voz, palabras, estructura discursiva, coloratura, tono de voz, interpretación, matices, vocabulario)
Mente (pensamiento, razonamiento, análisis, estructura u orden que nuestra mente prioriza para determinadas palabras)
Lenguaje no verbal (actitud, gestos, intencionalidad de la mirada o la proxemia)
Cuando éste equilibrio no se logra es preferible no decir nada y hacer silencio, que muchas veces consigue decir más que mil palabras y consiste en otra forma de comunicar, pocas veces aplicada.
Porque erróneamente se cree de quien en ciertas oportunidades, no dice nada, que: carece de sentimiento, tiene algún problema, es indiferente, lo hace por desconocimiento o es inseguro.
Sin embargo, contrariamente, se podría pensar que es prudente y ubicado, no es impulsivo, reactivo o contestatario y que siempre encontrará una mejor oportunidad o una oportunidad propicia para decir lo que piensa o lo que siente.
Así es que independientemente de lo que puedan pensar los demás y lejos de confirmar la teoría que sostiene que “el silencio es salud”, no debemos olvidar que hay ocasiones en las que si no medimos o pensamos lo que decimos en función de las circunstancias, estaremos “presos de nuestras propias palabras”.