Inteligencia Interpresonal






¿Cuál es la imagen que le brinda el asistente del ejecutivo a quien le haría falta un elemento más para confundirlo con un pobre burro de carga?
Llevando paraguas, teléfono celular, radio-teléfono, maletín, computadora portátil, agenda, tarjetas, lapiceras, banner, etc.
 
Cuando muchas veces no solamente lleva sus cosas, sino también aquellos elementos de su superior, sin posibilidad siquiera de dejar una de sus manos liberadas para saludarlo en cuanto alguien  se aproxima.
Y... ¿qué piensa usted del ejecutivo que no es capaz de delegar en su asistente alguno de sus elementos menos indispensables con el objetivo, entre otros, de no dar una imagen de "desborde" total?.
En Ceremonial estamos cansados de ver estos casos en todas las jerarquías.
Un empleado, asistente o cualquier persona que  ofrece un servicio  no debe confundir sus tareas con servilismo. Pareciera que entender y practicar esto resultaría más simple que pedir un poco de empatía por parte de quienes ordenan ciertas tareas.
Pero lamentablemente no siempre son órdenes sino voluntad propia, muchas veces ligada al deseo de agradar o ascender cuando (la mayoría de las veces) lamentablemente nada de eso sucede y como si esto fuera poco, se suele denigrar la propia imagen sin darse cuenta.
Es entendible que puede  ser dificultoso para ambos marcar límites o prerrogativas respecto a estas tareas, que se inician como un favor pero muchas veces terminan en un abuso.
¿Qué cree que pensará el asistente de la reunión de mañana cuando reciba el llamado del jefe por cuarta vez, aunque la última llamada haya sido a las 22hs., luego de haber compartido doce horas en la oficina?
Radio- teléfonos que suenan a toda hora y con los ringtones más diversos . En restaurantes, medios de transportes, colegios, ceremonias religiosas, velatorios u hospitales no paran de hacerse notar y precisamente la discreción no es lo que se destaca. Manos libres y voces de las más diversas inician una conversación coloquial en un lugar y momento equivocados.
Está claro, o no tanto, que superior o  asistente tienen una vida laboral y otra familiar y cuando ambas se conjugan es importante la empatía que uno puede sentir respecto al otro. Eso también habla de la imagen de ambos aunque no parezca.
Todos tenemos derecho a disfrutar de un domingo en familia, una cena en pareja, el café con una amiga o un feriado que nos permita alejarnos de nuestra cotidiana actividad.
Sin embargo, muchas veces depender de alguien laboralmente o reconocer la situación económica imperante  puede convertirse en un trabajo las 24 horas.
 Reflejar en un espejo determinadas situaciones, nos permiten ver imágenes que a menudo no distinguimos y que sin duda no quisiéramos para nosotros ni para los demás.